LIBERTAD DE EXPRESIÓN, PRENSA Y DEMOCRACIA

• La verdad no peca, pero incomoda.
• En México, cada 16 horas es atacada la prensa, principalmente por un representante de gobierno.

Por: Alejandro Cárdenas

El pasado 28 de febrero de este 2024, la reportera del periódico el PAIS, Almudena Barragán, publicó en ese medio, un artículo donde ella analizaba las condiciones desfavorables para desarrollar la actividad informativa en México y ella decía: “México es uno de los países más peligrosos para ser periodista en el mundo, al margen de las zonas de guerra, el país sigue en los primeros puestos de ataques contra la prensa. Artículo 19, una organización que defiende los derechos de los periodistas, registró 561 de estas agresiones durante 2023, es decir, un periodista o medio de comunicación fueron atacados cada 16 horas en el país por el ejercicio de su labor”.

Continuando con parte de la información que proporcionaba Almudena -porque es muy atinada, ya que cualquiera que ejercita el periodismo, sabe de lo que habla la colega-: “Los ataques a informadores van desde la violencia directa, la intimidación, amenazas por parte de las autoridades locales, hostigamiento en redes sociales hasta el acoso judicial. Después de la intimidación, el uso ilegítimo del poder público se posiciona como el segundo tipo de agresión más común, lo que demuestra que gran parte de la coacción a la prensa procede de funcionarios y políticos”.

La verdad no peca, pero incomoda. Y al respecto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos tiene mucho que aportar sobre la Libertad de Expresión; por ejemplo, sobre el ejercicio del periodismo -antes los de la llamada “vieja guardia”, a este ejercicio le decían con orgulloso sarcasmo “talacha”- dice la Corte que: “Existe una notoria y trascendental vinculación entre la libertad de expresión, en general, y el desempeño de la profesión periodística, en particular, que implica una práctica sistemática y deliberada de esa libertad. De ahí que el periodismo ofrezca un marco específico de suma importancia para el análisis y la tutela de la libertad de expresión. En este orden, la Corte ha examinado la importancia de los medios de comunicación social para la preservación de la Democracia”.

También, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, es clara cuando señala sobre la Libertad de Expresión que: “Es preciso contar con medios que aseguren el ejercicio responsable de ésta, sin limitar la libertad de expresión a través de reglas que condicionen o, de hecho, impidan la actividad periodística”.

Y añade que: “Es perfectamente concebible establecer un estatuto que proteja la libertad e independencia de todos aquellos que ejerzan el periodismo, sin necesidad de dejar ese ejercicio solamente a un grupo restringido de la comunidad. Así mismo, es fundamental que los periodistas gocen de la protección y de la independencia necesarias para realizar sus funciones a cabalidad, ya que son ellos los que mantienen informada a la sociedad, requisito indispensable para que ésta goce de plena libertad”.

También, sobre la situación de los servidores públicos, la Corte Interamericana de Derechos Humanos tiene mucho que decir, tiene apartados dedicados al tema y, de inicio dice que ellos, los servidores públicos: “…están sujetos a un escrutinio público mayor que el correspondiente a otras personas. -y lo están, porque- Es esencial para el funcionamiento de un sistema verdaderamente democrático… este mismo criterio -aclara- se aplica respecto de las opiniones o declaraciones de interés público que se viertan en relación con una persona que se postula como candidato a la Presidencia de la República, la cual se somete voluntariamente al escrutinio público, así como respecto de asuntos de interés público en los cuales la sociedad tiene un legítimo interés de mantenerse informada y de conocer lo que incide sobre el funcionamiento del Estado y afecta intereses o derechos generales, o le acarrea consecuencias importantes”.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos, agrega que: “Las personas que influyen en cuestiones de interés público se han expuesto voluntariamente a un escrutinio público más exigente y, consecuentemente, en ese ámbito se ven sometidos a un mayor riesgo de sufrir críticas, ya que sus actividades salen del dominio de la esfera privada para insertarse en la esfera del debate público”.

Como se puede apreciar, por algo, algunos buscan opacar la verdad… la verdad no peca, pero incomoda.

En un país democrático como es México, la Libertad de Expresión es el motor de la Prensa y ejercerla no significa ser un detractor, conservador, adversario o buitre… eso lo interpreta quien adoctrina, quien miente, quien manipula; pero es muy sencilla la razón por la que un periodista es atacado por un servidor público o un gobierno: ¡la verdad no peca, es que le incomoda! y más si es tiempo de urnas, más si es temporada electoral, más si es tiempo de promesas que no empobrecen, pero sirven para viciar la preferencia de un voto.

Y que conste que aquí no se ha mencionado el Artículo 7º de nuestra Carta Magna, que habla del Derecho a la Libertad de Escribir y Publicar obras sobre cualquier materia, hemos recordado solo una pequeña parte de lo que a nivel internacional defiende la Corte Interamericana de Derechos Humanos cuando trata la Libertad de Expresión.

Por ello, tratar de acotar, callar, censurar, amenazar, intimidar, secuestrar o en el peor de los casos, asesinar a un comunicador o atentar contra un medio de comunicación, no es solo dañar al trabajador de la comunicación y a su familia, sino que va más allá, y es vulnerar, agraviar, desmoronar y desmantelar la Democracia que tantas luchas, sangre, lágrimas y muerte ha experimentado la historia de un país sin dictadura.