La corrupción en los centros penitenciarios de Morelos se agudiza. Las familias de las personas privadas de libertad denuncian que las autoridades penitenciarias les exigen sobornos por cualquier pretexto.

“Tenemos que llevar mucho dinero para poder entrar a verlos y aparte lo que llevamos de comer, pues no, no, no sale, no sale. No podemos ir a verlo seguido”, dice María, madre de una persona privada de libertad que pide el anónimo.

“Tenemos que pagar para que podamos entrar, yo como madre tengo que pagar 500 pesos para poder entrar a ver a mi hijo. Pero no me dan pase, no nada, nada más con la credencial del lector”.

La mujer narra que una vez se hizo acompañar por su hija, y ese día ella llevaba uñas postizas, para poder entrar le cobraron 100 pesos por las uñas postizas y 500 pesos por la visita además llevaban a su nieta y le cobraron otros 300 pesos.

“Antes pasábamos con la credencial de elector y un folio que nos daban, pero ahora ya no. El folio nos lo recogieron y nos dijeron que nos iban a dar una credencial, un tarjetón porque iba a ser nuevo”, pero fue mentira.

Desde diciembre del 2022, la encargada del penal, Lluvia Oregón Bartolo no ha firmado los pases de folios para que familiares de las PPLS puedan ingresar, a pesar de que han cumplido con los requisitos establecidos.

La mujer denunció que por esa situación la visita familiar ha disminuido. A parte de los sobornos, reciben malos tratos del personal de seguridad y custodia porque les prohíbe el ingreso de comida para sus internos.

“Nos dicen que esa comida no entra por el traste: no es transparente. Así es que (…) agarré y dejé mi traste ahí afuera y le dije gracias porque es la única comida que traía para mi hijo, pues no les importó agarraron y ahí lo dejé”.

María cuenta: “Cuando salí dije, voy a recoger el traste siquiera para llevármelo, pero no estaba el traste. Todo lo que nos quitan ahí en la entrada, según ahí se queda y mentira, cuando ya salimos: ya no hay nada, ya no está, ¿eh?”.

Las familias han sido testigos de los tratos crueles e inhumanos que reciben las personas privadas de libertad.

“Antes les regalaban un pedacito de jabón para que se bañaran porque tenían que andar dignos, para recibir a su visita. Ahora ya no les regalan ni siquiera eso”. Ahora les venden cada bote de agua en 10 pesos.

Es el último año del Gobierno de Cuauhtémoc Blanco, la corrupción priva en el penal de Atlacholoaya. El Coordinador del Sistema Penitenciario, Jorge Israel Ponce de León Bórquez se mantiene en su cargo a pesar de las denuncias que existen en su contra.