El rostro de Aylin “N”, estudiante de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), comenzó a circular en redes sociales la tarde del jueves.

Familiares y amigos alertaban con angustia sobre su desaparición. Su abuela, desesperada, contactó a una funcionaria para pedir ayuda urgente. Horas después, la noticia que nadie quería recibir: Aylin fue hallada sin vida, con evidentes huellas de violencia, dentro de una vivienda en la colonia Morelos, en el municipio de Jiutepec.

El hallazgo ocurrió en la madrugada del viernes, en una casa ubicada sobre la calle Emiliano Zapata. La escena fue brutal. El cuerpo presentaba golpes contundentes y, de acuerdo con reportes ministeriales, el principal sospechoso del crimen es su pareja sentimental. Vecinos lo retuvieron en el lugar, lo golpearon y posteriormente lo entregaron a la policía. Las circunstancias exactas siguen bajo investigación, aunque el clamor social no espera: quieren justicia.

Este viernes, el Fiscal General del Estado, Edgar Maldonado Ceballos, recibió en sus oficinas a la rectora de la UAEM, Viridiana Aydeé León Hernández, acompañada de la presidenta de la Federación de Estudiantes Universitarios de Morelos (FEUM), Adriana Guadarrama Salgado, y la directora de la Facultad de Psicología, Ermila Luna Vara, entre otras autoridades académicas.

“Quiero comprometerme con ustedes a que habrá justicia para la alumna de la UAEM”, declaró el Fiscal durante el encuentro, asegurando que la FGE ha actuado desde el primer momento con “responsabilidad, prudencia y apego al Protocolo de Actuación del Delito de Feminicidio”, bajo una perspectiva de género, enfoque interseccional y respeto a los derechos humanos.

Sin embargo, en el campus, la indignación ya tomó forma. A mediodía del viernes, estudiantes de Psicología realizaron una marcha silenciosa, exigiendo respuestas. Entre lágrimas y pancartas, dejaron claro que el silencio institucional no es opción y que cada minuto sin justicia es otra forma de violencia.

Este feminicidio se suma a una lista cada vez más larga en Morelos: mujeres asesinadas en condiciones brutales, muchas veces en espacios que deberían haber sido seguros. La comunidad universitaria no solo llora a Aylin; exige que esta vez el Estado no les falle otra vez.