Una grabación clandestina destapó el verdadero rostro del Tribunal Superior de Justicia de Morelos: pactos políticos, “haber por retiro” como ficha de cambio y una elección de presidencia manchada por intereses externos.
La reunión era privada, pero el audio ya es público. Y lo que se dijo ahí pone en entredicho no solo la autonomía del Poder Judicial en Morelos, sino la integridad de quienes deberían defenderla. Magistrados y magistradas del TSJ discutieron sin filtros cómo la elección de su próxima presidencia está atravesada por llamadas de la Gobernadora, promesas de privilegios económicos y negociaciones de pasillo.
“Recibí una llamada de la Gobernadora… necesitamos avanzar en esto para estar en armonía”, admitió en la grabación el magistrado Javier Mújica, reconociendo la presión directa del Ejecutivo.
A su vez, la magistrada Elda reveló que el compromiso de su grupo para votar por una candidata se amarró con la promesa del “haber por retiro”: una pensión garantizada que —según sus palabras— aún no tiene ni porcentaje ni fecha.
Pero no todos se alinearon. En un discurso cargado de crítica, la magistrada Bertha Rendón rompió con el tono conciliador: “Si quieren sirvientes, no pidan magistrados… votar por alguien con sospechas nauseabundas es una traición a la justicia”.
Su intervención desnudó fracturas internas, reclamos de dignidad y una denuncia abierta: el TSJ, dijo, se ha convertido en “una amenaza para la gente”.
El “haber” se volvió el eje del conflicto: promesa, moneda, chantaje. Mientras unos lo exigen como derecho, otros lo ven como soborno. Y en medio, una reforma judicial publicada en el Periódico Oficial del estado que promete limpieza institucional, pero que en los hechos parece estar secuestrada por los mismos de siempre.
Mientras el Poder Judicial proclama independencia, los audios revelan sumisión. La pregunta ya no es quién presidirá el TSJ, sino cuánta justicia queda aún en pie.