En un estado donde la violencia y el crimen organizado han tomado carta de residencia, el Gobierno de Morelos presume como «golpe certero» el aseguramiento de un predio con 420 plantas de marihuana en la colonia Anenecuilco, municipio de Ayala.
Sin embargo, este operativo interinstitucional, que involucró a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) Morelos, la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de la FGE, el Ejército Mexicano, la Guardia Nacional y la SSPC Federal, deja más dudas que certezas.
El boletín oficial narra con tono triunfalista la localización de un invernadero con 420 macetas de marihuana, cuyas plantas medían entre 50 y 80 centímetros, además de 61 macetas con semillas en germinación. El hallazgo se atribuye a una denuncia ciudadana y es presentado como un «logro» en la estrategia estatal de seguridad.
Pero, mientras se destinan recursos de diferentes niveles de gobierno para desmantelar un cultivo que apenas iniciaba su producción, en Morelos los homicidios, secuestros y extorsiones siguen al alza, sin respuestas contundentes.
El comunicado enfatiza que el predio asegurado quedó bajo resguardo del Ejército, que destruyó el plantío y notificó a la Fiscalía General de la República (FGR) para iniciar una investigación. Pero, ¿dónde están los detenidos? ¿Cuál es la verdadera relevancia de este «golpe» si no hay una estructura criminal identificada ni cabezas del narcotráfico detenidas?
Las autoridades venden como éxito un aseguramiento menor, mientras las células del crimen organizado imponen su ley en municipios como Cuautla, Cuernavaca, Jiutepec y Temixco.
Año tras año, los gobiernos estatales han utilizado este tipo de operativos como «cortinas de humo» para maquillar su ineficacia en el combate al crimen de alto impacto. Los homicidios dolosos, la desaparición de personas y el cobro de piso son problemas que no se resuelven con la destrucción de un invernadero rudimentario.
La Mesa de Coordinación Estatal para la Construcción de la Paz y Seguridad reitera su «compromiso» de garantizar tranquilidad, pero en los hechos, la población sigue a merced de la delincuencia.
Mientras las autoridades celebran un aseguramiento menor, los morelenses se preguntan: ¿cuándo vendrán los golpes reales contra el crimen organizado?