Marcos Zapotitla Becerro, con camisa de vestir color blanco, se hallaba sentado frente al Juez, en la Sala Tres del Juzgado de la Ciudad Judicial de Atlacholoaya.

A su espalda, en el área del público, había dos reporteros, una joven mujer que dijo ser familiar y lo custodiaban más de media docena de policías de la Comisión Estatal de Seguridad.

Fue cuestionado por el juzgador.

– ¿Le informaron sobre sus derechos? – preguntó el Juez, Edie Sandoval Lome.

Él comenzó a hablar y dijo que al momento de su detención los agentes no le mostraron ninguna orden de aprehensión, tan poco le habían leído sus derechos.

El Juez lo acotó porque en un momento pareció que se disponía a dar un discurso, como en sus tiempos de diputado frente a su curul, pero ahora ante la corte.

– Sólo le pregunte, si usted conoce sus derechos – dijo el Juez.

– Hasta este momento: no – respondió parco, Marcos Zapotitla.

Sandoval Lome desvió su mirada hacía los dos abogados defensores que no se inmutaron. Ninguno se apersonó para, en ese momento, decirle a su cliente sus derechos.

El hecho molestó al Juez y con la mirada fulminante apercibió a los litigantes que en caso de no conocer las técnicas de litigación: serían cesados de su cargo.

Así comenzó la audiencia inicial, en un día de cielo seminublado al sur de la zona metropolitana en donde la lluvia dio tregua a la Fiscalía para presentar cargos contra el exdiputado.

Marcos Zapotitla pidió al juez que su audiencia fuera privada. La Ministerio Público lo secundó y argumento: “por la pandemia” y la revelación de datos personales de la víctima.

Ambas explicaciones no fueron convincentes. El Juez ordenó que la audiencia fuera pública para cumplir con el principio de máxima publicidad, pilar del sistema de justicia.

Una vez eso y de inmediato, la agente del Ministerio Público leyó los antecedentes de la investigación, la versión es la siguiente:

 

El día en que todo ocurrió

La tarde del lunes 6 de julio de 2020, un grupo de legisladores locales, entre ellos José Casas González, Alfonso de Jesús Sotelo Martínez, José Luis Galindo Cortes y otras mujeres diputadas se congregaron al sur de Cuernavaca.

La cita, el restaurante “El Gusto”, ubicado en la calle 16 de Septiembre, número 602 de la colonia Acapantzingo. También asistió el diputado, Marcos Zapotitla.

En la declaración que José Casas rindió ante el Ministerio Público, uno de los testigos del caso, establece que él llegó apresurado al lugar, a las 14:40 horas.

Alrededor de las 19:30 horas arribó una mujer. Ella fue presentada por Zapotitla Becerra como su amiga y secretaria particular, no dio más detalles.

La mujer, en ese entonces de 27 años e identificada por sus iniciales como: R. G. T., dice en su denuncia que, ese día alrededor de las 18:30 horas ella recibió un mensaje de whatsapp.

– Si puedes te veo aquí, tú me dices – era del diputado, amigo de la familia.

– ¿Qué haces ahí? – respondió ella.

– Aquí disfrutando de la vida – contestó.

Ella subió a su auto y se enfiló rumbo al lugar.

– ¿Vas a venir? – le escribió, el diputado.

– Ya estoy aquí, ya hasta me sirvieron agua – ella.

Estaba sentada en una mesa aparte porque en la principal degustaba el séquito de legisladores, en una “reunión de trabajo”.

– Pide lo que gustes – él.

José Casas seguro que él se retiró del lugar a las 22:30 horas.

G. T. declaró al Ministerio Público que ellos se fueron a las 23:50 horas porque los diputados “comenzaron de impertinentes a romper vasos”.

Según la versión de la mujer víctima, ella llevó a su casa al diputado porque él no sabe manejar auto.

En los primeros minutos de la madrugada del 7 de julio, arribaron al domicilio de Marcos Zapotitla, en la calle Iguala de la colonia Vista Hermosa de Cuernavaca.

Fue en esa casa donde R. G. T. dice que Marcos la atacó sexualmente. Ella entró al baño, después fue a la cocina por un vaso de agua y ahí fue en donde él le llegó por detrás y la sometió.

La víctima refirió que él la besó a fuerzas. Ella no se pudo zafar porque la mordió de sus labios, no podía moverse. Le levanto su blusa y comenzó a chupar y morder sus pechos.

Después, toqueteó sus glúteos y quiso meter un dedo. Por más que intentó no lograba escapar de él. Entonces la quiso despojar del pantalón y metió un dedo en su vagina, después otro.

Ella trató de gritar.

– Cállate porque te van a escuchar – le dijo él.

Ella escuchó pasos en el piso de arriba y el ruido de un mueble que lo movían. Fue así como la soltó y pidió que le abriera la puerta porque se quería ir.

Esa noche, ella llamó a su amigo, Juan Carlos F. G., a quien le confió lo que le había pasado. No quería estar sola y durmió en la casa de Juan Carlos. Dudaba en denunciar el hecho porque él era un diputado.

 

 

Los indicios

El dicho y la imputación directa de la mujer víctima fue el principal dato de prueba que la agente del Ministerio Público presentó al juez.

Unas fotografías de las lesiones por mordedura en su pecho, tomadas por ella misma, también fueron exhibidas.

El informe de clasificación de lesiones del médico legista, Cristina Ortiz Silva estableció: “sin datos de coito o penetración reciente” y la vagina no presentó ninguna lesión.

Otro informe de psicología fundaba que la mujer víctima no tenía daño psicológico, pero si daño moral, “se encontraba en una etapa de shock”.

La Ministerio Público también mostró una relación de llamadas telefónicas, la ubicación de los teléfonos y los mensajes de whatsapp de la conversación que sostuvieron la mujer víctima y el hombre imputado.

La autoridad ministerial ofreció así mismo, las declaraciones de Juan Carlos F. G., amigo de la víctima, y del diputado José Casas además de un informe en criminalística de campo.

Ante la formulación que la Fiscalía imputó en su contra por el delito de violación, Marco Zapotitla se reservó su derecho a declarar y guardó silencio.

La persona imputada pidió un plazo de 72 horas para desahogar la audiencia de vinculación a proceso penal, misma que el juez fijó el lunes 20 de septiembre a las 7 de la mañana.

Debido a que el delito es tipificado como grave y oficialmente amerita la medida cautelar de prisión preventiva, el Juez ordenó su ingreso al Centro de Reinserción Social de Atlacholoaya.

Los abogados defensores intentaron cambiar dicha medida por arraigo domiciliario y argumentaron que la hermana de Marcos estaba enferma y la vida de ella corría riesgo, era necesario que él estuviera al tanto cualquier emergencia.

La Fiscalía se opuso porque no se trataba de la salud de él sino de otra persona ajena al conflicto. El juez confirmó la prisión sin condena.

La investigación es un caso sin precedente, pues como nunca, la Fiscalía ejerció la acción penal en contra de un exdiputado por el delito de violación.